Llevamos ya muchos meses conviviendo con este dichoso virus que tantos dolores de cabeza nos ha dado. Desde el ya lejano confinamiento domiciliario en el que no entendíamos de verdad qué es lo que estaba pasando y por qué, hasta haber pasado alguna enfermedad causada por el Sars-Cov2, o peor, haber perdido alguien más o menos cercano por su culpa.
Tiempos inciertos con pocas alegrías y una sensación entre rabia e impotencia por no poder controlar algo incontrolable, que sólo en la ficción pensábamos que algo así sería posible. Sin embargo, real, muy real.
A pesar de eso hay que seguir, y los humanos somos seres adaptables (¡qué remedio!), así que después del primer susto, todos los que pudimos corrimos a ponernos a teletrabajar e intentar recuperar una cierta sensación de normalidad y producción dentro de la anomalía que supone tener al bicho circulando.
Cierto es que en seguida vimos que, por lo menos en el sector tecnológico, se puede organizar el trabajo para poder ser productivos con equipos de personas trabajando desde casa de forma coordinada y, aunque no puede ser lo mismo que estando físicamente juntos, con eficiencia y eficacia, siendo estos dos últimos parámetros medidas que han ido mejorando a la par que nos íbamos acostumbrando (¡a la fuerza!) a esta manera de trabajar.
Oficinas cerradas en su mayoría, o sólo con el personal mínimo imprescindible fueron el panorama de los primeros meses incluso después del confinamiento. En nuestro caso aprovechamos para hacer reformas en nuestra oficina de Cartagena y dejarla “covid compliant” con paneles, separadores y taquillas, para cuando pudiéramos volver.
En el post de noviembre del 2020 https://www.kiteris.com/adaptacion-it-al-trabajo-en-remoto/ ya se mostraron algunas ideas de este tema.
La famosa inmunidad de grupo
Todos teníamos el anhelo de que con la esperada vacunación masiva y la famosa inmunidad de rebaño de la que tanto hablaban los científicos, pudiéramos volver a nuestro querido 2019 en términos de tranquilidad sanitaria, pero la realidad es que ya hemos llegado a ese deseado 70% de la población vacunada con la pauta completa y el virus sigue circulando a sus anchas. Eso sí, como es listo se ha ido transformando en esa variante delta tanto más contagiosa que las iniciales.
Por tanto, aún hay tomate para días y, como decía al principio, los humanos nos adaptamos a la situación y a convivir con las circunstancias y constantes cambios en las restricciones que dictan las autoridades competentes. Verdad es también que sabemos mucho más “de qué va esto”, y con las debidas precauciones hemos podido ir viviendo una “casi normalidad”, incluso muchos hemos podido irnos de vacaciones unos días, aunque no fuera muy lejos.
¿El teletrabajo se queda?
La siguiente e interesante cuestión es qué pasará con ese gran y forzoso descubrimiento del teletrabajo masivo cuando consigamos de forma definitiva doblegar el maldito virus. ¿Volveremos a las oficinas? ¿Nos quedaremos en casa teletrabajando? ¿Un poquito de cada?
Nosotros, y muchos otros, pensamos que el modelo híbrido será el que se impondrá en la mayoría de los casos, con cierta (o mucha) flexibilidad en cuanto a qué cantidad trabajas desde casa (o de donde estés) o desde la oficina. Al fin y al cabo, lo importante es mantener esos parámetros de eficiencia y eficacia en unas ratios adecuadas para tu sector y exigencias de mercado. Sin olvidar, igual de relevante, que como seres humanos somos sociales y (como dijo el psicólogo Maslow hace un montón de años) necesitamos alimentar ese sentimiento de pertenencia que nos hace más felices, de formar parte de algo que es más grande con la suma de todos, y la empresa debe procurar que su gente mantenga ese sentimiento y vínculo con ella.
Así que vamos a seguir fomentando la interacción, si no puede ser en persona, pues virtual, esas cervezas a través de Teams que tanto nos gustan, y más cosas que se nos irán ocurriendo entre todos.
Porque sólo se vive una vez, y dicen que socializar alarga la vida. Pues eso…
