¿Cómo nos estamos adaptando en IT al trabajo en remoto?

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Los que trabajamos en el mundo IT del software tenemos suerte por poder trabajar en remoto en estos tiempos de la COVID-19. Tenemos muchas facilidades para poder trabajar en remoto con pocas bajadas de rendimiento e, incluso, con mejoras.

¿Por qué?

Punto de partida

Se me ocurren varias razones de la facilidad de adaptación por nuestra parte.

Una de ellas es que nuestro trabajo se centra en un ordenador que en muchos casos ya es portátil. Eso nos facilita disponer de una “oficina móvil” de forma muy rápida, aunque no siempre sea una oficina completa (tamaño de pantalla, silla cómoda, iluminación adecuada, espacio aislado del resto de la casa…). Hay que mejorar estos aspectos, pero el punto de partida es aceptable.

También tenemos todos mucha experiencia de trabajo fuera de la oficina, tanto en casa del cliente, como en una cafetería entre visita y visita a cliente, en el AVE, esperando en el aeropuerto, … También en nuestra casa o en el pueblo durante esas vacaciones o fines de semana en las que hemos tenido que trabajar por guardias o por imprevistos. Estamos acostumbrados a conectarnos en remoto con nuestra empresa y, además, ese acceso ya funciona y está operativo.

Como última facilidad de la que disfrutamos, creo que es correcto asumir que todos nosotros en casa ya tenemos acceso a internet de suficiente calidad. Supongo que es por deformación profesional, pero nos gusta tener buen acceso a internet en casa e incluso en nuestro móvil. Aunque todo es mejorable, siempre.

Pero….

Retos

…tenemos un problema importante por nuestra tipología de trabajo. Nosotros solemos trabajar en equipo y con alta interacción con otras personas (Usuarios, testers, operadores…).

Tanto si trabajamos en proyectos agile o waterfall, o en servicios de mantenimiento (ITIL…), nosotros interactuamos físicamente MUCHO con otras personas. La interacción puede ser formal en reuniones de seguimiento, daily meetings, workshops, revisiones, validaciones, pruebas…, o puede ser una interacción informal en la cafetera, en el bar con unas cervezas al acabar la jornada laboral, en la cantina de la oficina, …

En las primeras semanas de marzo y abril, y en los meses posteriores de teletrabajo, pudimos reaccionar muy rápido y nuestro trabajo no se vio afectado, en el caso que fuéramos afortunados y no cayéramos en un ERTE o éste fuera corto. A nivel personal nos vino bien. Luego vino el verano y pudimos seguir sobreviviendo en remoto a medida que la sociedad se iba recuperando del shock.

Llegados a este punto y viendo que el teletrabajo total o parcial ha venido para quedarse, creo que es hora de adaptar nuestro trabajo a la nueva realidad.

Soluciones

Estos días estoy leyendo multitud de artículos de Forbes, McKinsey, Medium, y fragmentos de algún libro (Virtual Leadership, Penny Pullan) que proponen ideas para trabajar mejor en remoto. Todos coinciden en algo. Se trata de sacar provecho a todas las herramientas de trabajo colaborativo que existen y en tener una disciplina de trabajo que combine las interacciones con el resto del equipo con unos espacios de tiempo para el trabajo individual.

Por ejemplo, se proponen reuniones diarias fijas de puesta en común del trabajo del día, copiando las daily meetings de Scrum. La idea obsesiva es mantener alta la sensación de equipo, aunque estemos sentados a kilómetros de distancia.

También se proponen reuniones semanales one-to-one con cada miembro del equipo con el objetivo formal de revisar cómo ha ido la semana, pero sin olvidar el objetivo informal de charlar con cada persona en un ambiente más íntimo. Si hay un problema personal o profesional hay que detectarlo rápidamente antes de que la bola se haga más grande y pueda impactar en el servicio o en el Cliente.

Es más importante que nunca el asignar tareas concretas, cortas, y medibles a cada miembro del equipo. Siempre se debería asignar tareas de menos de 40 horas de esfuerzo. Una tarea para cada persona. Para nosotros es importante mantener el horizonte semanal ya que creemos que es la forma en la que tenemos educado el cerebro.

Yo propongo realizar “cafés virtuales” entre diversos grupos del equipo de igual forma que se hacía cuando se iba cada día a la oficina. Son reuniones sin la presencia de “jefes”.

A nivel Compañía, incluso hemos celebrado alguna “cerveza virtual” pero esto será objeto de otro post.

En Kiteris estamos en continuo proceso de aprendizaje y estamos llevando a cabo muchas de las medidas descritas anteriormente.

Manuel Peña Editor
Socio Director de Kiteris
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